Si la primera cita es ya cosa del pasado y tienes una fuerte convicción de que esta chica tiene algo especial y que no debes dejarla escapar, no lo hagas. Buscar una segunda cita es determinante, tanto como si quieres ligar con esta mujer definitivamente como si quieres asegurarte una amante para tus aventuras puntuales. Esta guía está hecha expresamente para ayudarte a allanar el terreno y hacer que te sea más fácil lograr tu objetivo.
La mejor forma de pedir una nueva cita
Si tras la primera citas has comenzado a sentir un hormigueo profuso en el estómago y estás seguro de que no tienen ganas de comer un buen chuletón, puede que hayas empezado a mostrar sentimientos por esa chica. Cerciórate de que deseas dejar de ser soltero y que en efecto quieres sentar la cabeza, por lo menos por una buena temporada, junto a esa chica. Cerciórate también de que esa mujer que deseas que sea tu pareja te corresponde. No tiene sentido que te sigas esforzando si tras tu primera cita no conseguiste crear un impacto en ella, dejarla deslumbrada, hacer que se sintiera profundamente intrigada sobre quién eres y qué haces.
Si tú estás decidido y ella se muestra receptiva, convertir a esta mujer en tu media naranja te resultará un camino de rosas. Para lograr una segunda cita nada más tendrás que mostrarte interesado, atento y solicitárselo directamente. No tienes por qué llamarlo cita, algunas veces ocultar la intención puede dar mejores resultados aunque ambos sepáis en el fondo de vuestro ser que se trata exactamente de eso, una cita. Así pues es preferible que preguntes «¿Qué te apetecería hacer el próximo día?» a «¿Te parece bien que tengamos otra cita pronto?».
Si te sientes afortunado puedes preguntarle su número de móvil. Si accede a dártelo la balanza de poder se torna a tu favor. Podrás llamarla cuando lo desees para concertar ese nuevo encuentro que tanto ansiáis.
Qué hacer si consigues el teléfono de esa mujer especial
Seguro que habrás leído en internet, en algún foro o en alguna revista para hombres que dejar la llamada para el último momento es lo más deseable pues así das a entender a la mujer que eres una especie de premio para ella. Ya no esperaba tu llamada y de repente suena el tono de su móvil y lo coge nerviosa. Sin duda esto aún funciona pero este truco es tan viejo que algunas mujeres han crecido acostumbradas a él. Es más, te expones a que te clasifiquen como otro tío más del montón. Otro tío que usa triquiñuelas estúpidas para ligar y demuestra una total carencia de interés sincero.
Si quieres evitar que te adscriban a determinado estereotipo está en tu mano evitarlo. Ni mucho menos te recomendaría llamar tan solo unas horas después de haberos separado ya que eso te haría ver desesperado, sin valor y con poca autoestima. Lo que yo haría es esperar un par de días o tres y no más. Llamaría y diría «Estaba recordando lo bien que lo pasamos el otro día y he tenido la necesidad de llamarte para saber si prefieres ir a la playa o al zoo este fin de semana».
Una frase como esta tiene varios efectos. Lo primero es sorpresa, aunque también causa alegría en las mujeres saber que se las aprecia lo suficiente como para no esperar mucho. Por otro lado este mensaje genera intriga. ¿De verdad este hombre está interesado en mí? Plantas la semilla de la duda y las dejas pensando en ello la mayor parte del día. Finalmente estableces una fecha ambigua para quedar y una dicotomía respecto a los lugares a visitar. Esta pregunta no permite un sí o un no por respuesta. Las únicas respuestas válidas son la playa y el zoo (o, evidentemente, cualesquiera otros lugares de tu elección). Aplica estos trucos a tu propio repertorio de recursos.
Cómo convertir a una chica de una noche en tu amante habitual
Convertir a ese bellezón que te ha embriagado en tu amante incondicional es bastante sencillo. Simplemente trátala con respeto en vuestro encuentro, incide en tu discreción y en lo interesante que resulta, satisfácela sexualmente con un polvo que jamás pueda olvidar y la tendrás comiendo en tu mano.
Para concluir el pacto nada más tendrás que decírselo. Dile que te gustaría volver a encontraros. Con el mismo misterio, con el mismo secretismo, sin perder la pasión. Si es una de esas mujeres casadas que disfrutan poniéndoles los cuernos a su marido es imposible que te diga que no. No podrá pensar siquiera pues su corazón latirá con tanta fuerza que retumbará en sus oídos.